He conocido a mucha gente estupenda; pero tengo un vivo recuerdo de algunas personas especialmente entrañables y aptas para la felicidad. Se trata de gente madura, realista, con sentido común y buen humor. Tienen defectos, como todo el mundo, pero luchan por mejorar su carácter con deportividad y sencillez. Pienso que la clave del éxito en el vivir de estas personas está en su capacidad para la convivencia con otras. Saben hacer de la vida algo agradable, simpático, aunque en ocasiones no falten las adversidades. Ellas y ellos han tenido una educación y un sistema de valores claro y definido, aunque siempre puede enriquecerse.
Actualmente es importante recordar, de la mano de buenos maestros del pensamiento, quién es el ser humano, la necesidad de las virtudes y la grandeza de la familia. Este modesto libro es un breve curso de Antropología filosófica, que intenta conciliar un contenido académico con un estilo divulgativo. Por este motivo, en capítulos como los dedicados a la familia y la felicidad he introducido anécdotas y ejemplos de la vida real.
Considero que este escrito muestra ideas válidas para todo el mundo, pero al mismo tiempo que se sirve de diversas filosofías, también lo hace de planteamientos basados en la revelación cristiana, que no suplantan a la razón natural, sino que la abren a panorámicas más amplias.
La educación tiene su raíz más profunda en la familia. Un colegio como Alborada lo tiene muy claro. Aquí la relación con las familias, que nos confían la enseñanza de sus hijos, es franca, directa, abierta, sin prejuicios y cordial. Un lugar donde intentamos ayudar a las familias, al mismo tiempo que ellas nos ayudan a nosotros a mejorar.