Uno de los retos importantes de la escuela del siglo XXI es formar alumnos con la capacidad de poder expresarse con todos los recursos que tienen a su alcance siempre y cuando el profesor les dote de las herramientas necesarias.
Siempre ha habido una gran preocupación por el alumnado en cuanto a su crecimiento personal, intelectual y en este caso en su crecimiento en los recursos de oratoria.
El recurso de la palabra siempre está presente en la vida educativa de nuestros alumnos en todo tipo de contextos que les rodean: clases, recreos, excursiones…, pero realmente la pregunta que hay que hacerse es si nuestros alumnos están preparados para hablar en público. La realidad es que casi siempre resulta que se les exige, pero no se les enseña lo suficiente.
La pedagoga italiana María Montessori decía que “nunca hay que dejar que el niño se arriesgue a fracasar hasta que tenga una oportunidad razonable de triunfar”.
En ese sentido, es una gran responsabilidad del profesor el hecho de dotar al alumnado de las habilidades y recursos necesarios frente a una exposición en público. Previo al discurso, primero hay que generar un ambiente de confianza y seguridad personal, es decir, establecer una relación de autoconfianza. A muchos niños les genera inseguridad el hecho de hablar en público porque no saben como preparar su discurso o cómo superar la vergüenza que sienten delante de sus propios compañeros. Si el hecho en sí no sale como esperaba, estas experiencias suponen un doloroso fracaso que impiden el hecho de volver a intentarlo de nuevo. Por tanto, debemos conocer primero el punto de partida de cada alumno.
¿Qué aspectos son muy importantes para una comunicación creativa?
Primero debemos detectar las fortalezas y debilidades del alumno por medio de un proceso individual de ensayo-error, en el cual, el alumno realiza una serie de exposiciones en clase de acuerdo con unas consignas y objetivos concretos. Desde un primer momento se observa el potencial de cada alumno y se le concreta unas metas a alcanzar.
Aprender a hablar correctamente no es una habilidad innata, requiere entrenamiento y de una serie de técnicas. Y existen métodos didácticos muy eficaces para el aprendizaje y desarrollo de estas habilidades.
Desde hace varios años la Comunidad de Madrid organiza un torneo de oratoria muy interesante (Torneo Impacta) en el que se trabajan aspectos relacionados con la postura corporal (tronco y extremidades), cómo preparar una buena presentación, el reparto correcto de los tiempos, la importancia de las rúbricas de evaluación, fomentar la autoestima rompiendo con los miedos y las inseguridades, el uso de la respiración y el lenguaje gestual, ¿cómo digo lo que digo?, el tono de voz, la expresión facial y la mirada entre otros aspectos.
El buen profesor, prepara a sus alumnos para el triunfo, saca el potencial de cada uno de ellos cuando le da todas las herramientas que necesita para tener éxito. A la hora de enfrentarse a un público antes hay que preparar el contenido, darle forma y ensayarlo antes de la “puesta en escena”.
¿Qué actividades pueden potenciar el discurso?
Una actividad muy común es el debate en el que se aprende a construir el discurso de aquello que se quiere expresar a partir de la convicción personal.
Si perdemos el hilo de aquello que decimos siempre podemos recurrir a la improvisación, la cual, nos ayudará a superar bloqueos iniciales.
También, la manera de cómo decimos bien las cosas juega un papel importante. No nos olvidemos del tono de voz y el lenguaje gestual.
Nuestras generaciones anteriores seguramente no estaban tan preparadas como ahora, por ello tenemos una gran oportunidad para formar alumnos competentes en esta habilidad. Un gran reto para el siglo XXI: un paso más en su formación integral.
José María Vida
Profesor de Primaria
Colegio Alborada
Foto: Alumnos quedan cuartos y son accésit en el concurso de oratoria de IMPACTA.
Exelente!. Gracias