Alborada debe ser fiel a sus principios

Empezamos un nuevo curso en Alborada y lo hacemos con una ilusión enorme, una ilusión que es seña de identidad de los que nos dedicamos al mundo de la educación, puesto que cada nuevo curso es un nuevo comenzar con proyectos e ideas renovadas.

Después de más de una decena años de existencia, de ver como la red educativa a la que pertenecemos ha crecido impresionantemente, extendiéndose por varios continentes, Alborada debe ser fiel a los principios que constituyeron su ADN inicial, y al mismo tiempo, estar a la vanguardia de las innovaciones educativas que en diez años han dibujado un escenario muy distinto del que nos encontramos cuando se puso la primera piedra.

Hubo un tiempo en que trabajar en Alborada era apostar por un proyecto muy ilusionante pero que necesitaba para salir adelante el refrendo de los padres de los alumnos de un modo muy claro. Por ello, estamos muy agradecidos a todos los padres y madres que confiaron en el colegio y particularmente a aquellos que promocionaron Alborada al comentar con familiares y amigos su satisfacción por la educación que recibían sus hijos.

Muchas gracias también a todos los profesionales que en algún curso impartieron clase en Alborada y después continuaron su carrera docente en otros lugares. Su trabajo y esfuerzo contribuyó a hacer lo que es el colegio hoy en día.

Por último, me gustaría tener una mirada de proyección futura y pensar que todos los que actualmente estamos en el colegio, padres profesores y alumnos, somos muy conscientes de que este es nuestro tiempo, y trabajamos con la ilusión de hacer cada día un colegio mejor. Un colegio mejor en la manera de enseñar a nuestros alumnos desde infantil a bachillerato, estando a la vanguardia de las nuevas tecnologías aplicadas a la educación y de los nuevos modelos didácticos que aparecen para mejorar la adquisición de los conocimientos.

Y junto a lo académico, la visión trascendente de la persona, potenciada mediante la tutoría personal y el seguimiento de cada alumno. El colegio debe pensar que solo tenemos un alumno, porque cada alumno y cada alumna es único y merece que todo el engranaje que se pone en marcha diariamente este orientado a su aprendizaje y a su felicidad en el colegio.

Cada nuevo curso, una nueva ilusión, unos nuevos objetivos y la seguridad de que la única manera que hay para que muchos padres sigan confiando en Alborada es que el trabajo de cada día sea excelente y orientado siempre al alumno. Hemos de comenzar cada jornada pensando en la gratificante responsabilidad de hacer que toda persona que pase por Alborada, después de impartir o recibir clases, sea una mejor persona, sea un mejor profesional. Javier Doncel

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