La crisis económica y de valores sufrida a nivel mundial durante la última década, ha contribuido al fortalecimiento de la figura del emprendedor, capaz de llevar a cabo sus metas y sueños. En los momentos difíciles, es donde se pone a prueba la capacidad de cada uno y donde sólo unos pocos ven oportunidades donde los demás sólo ven amenazas…¿estamos preparando a nuestros alumnos a ser emprendedores? ¿merece la pena invertir en ello?
Dicen que la Economía es el motor que mueve al mundo, la columna vertebral de toda civilización con ansias de progreso y de evolución, de hecho no es una locura pensar que aquellos que controlan el dinero, la industria, el comercio…son aquellos que gestionan las pulsaciones de este Planeta. Y son ellos, los emprendedores, los que alimentan con sus sueños y motivaciones ese motor, permitiéndonos disfrutar de grandes innovaciones y por supuesto de una mejor calidad de vida.
¿Pero a qué clase de personas nos referimos cuando hablamos de emprendedores?
Si buscamos en el diccionario la palabra “emprendedor” quizá nos sorprenda su significado: «persona creativa, innovadora, con nuevas ideas, actitud de liderazgo y disciplina en los negocios para convertirlos en proyectos exitosos. Ve oportunidades donde otros no, capaz de asumir riesgos, con tolerancia al fracaso y confía en su capacidad de aprendizaje y conocimientos«.
Como profesora de Economía de este colegio, me preocupa muchísimo que nuestros alumnos aprendan este concepto, no solo por abarcar tantas y excelentes cualidades humanas (tan demandadas hoy en día en nuestro mundo laboral y personal), sino también, para que cultiven la confianza en su capacidad de aprendizaje y en aquello que creen.
En la asignatura de Economía enseñamos a pensar, a trabajar en equipo, a debatir… pero para poder alcanzar una visión más general de emprendimiento, es necesario una formación integral y cohesionada desde edades tempranas en las aulas. Para ello, es importante adquirir conocimientos y desarrollar todas aquellas habilidades y destrezas relacionadas con el emprendimiento, adoptando un modelo de aprendizaje que no se centre solo en la memorización, sino en proporcionar a los alumnos las herramientas necesarias para poder adaptarse a los cambios, saber reinventarse y tener siempre una actitud positiva.
Son importantes las matemáticas, la física, la historia, la filosofía pero… ¿Y la cultura emprendedora? Todos, tarde o temprano, en cualquier trabajo o circunstancia vamos a necesitarla. Esta cultura empresarial y emprendedora nos va a proporcionar herramientas básicas y esenciales para nuestro futuro, cada vez más incierto y cambiante.
Algunos profesores queremos integrar en el aula más innovación, más motivación, más trabajo en equipo, en definitiva, más cultura emprendedora, porque estamos convencidos que nuestros jóvenes son nuestro futuro y cuánto más preparados estén, más oportunidades tendrán para cambiar y mejorar el mundo.
Este año en 4º ESO hemos hecho un proyecto en equipos para crear nuestra propia empresa: un equipo ha creado una heladería retro, otro ha creado un negocio de compra online de ropa, otro una guardería de perros y el último una guardería infantil en el centro de Madrid. Quizás casi todo esté inventado, pero entre todas han hecho un gran trabajo de equipo, han repartido roles, han discutido… en definitiva han aprendido a escuchar, a tener paciencia, a saber, que en esta vida no hay nada fácil y que las cosas cuestan… tanto económicamente como a nivel burocrático. Quién sabe si algún día pondrán en marcha este proyecto u otro y les haya servido por lo menos para saber qué pueden hacer lo que realmente se propongan, porque confían en su capacidad y porque un día lo hicieron en el colegio.
En 1º de Bachillerato hemos hecho un periódico de emprendedores
«Alborada times», donde por parejas han elegido un emprendedor de éxito y han indagado en su vida, viendo que no todos lo han tenido fácil y que con esfuerzo, estudio y mucha constancia han conseguido revolucionar y cambiar el mundo a mejor: Amancio Ortega, Coco Chanel, Bill Gates, los 4 amigos creadores de las famosas zapatillas Pompeii, etc., grandes ejemplos de inspiración y motivación para nuestros alumnos.
En fin, se nos ocurren mil ideas cada día para ponerlas en práctica en el aula, y poco a poco con un gran esfuerzo y ganas por parte del profesorado las vamos implantando en clase según el nivel y la asignatura. Esperemos que tanto padres como alumnos lo valoren y que cuando se acabe la etapa escolar se lleven consigo una mochila llena de nuevas y buenas ideas, disciplina, confianza, optimismo, conocimientos y sobre todo muchas, muchas ganas de trabajar y de hacer bien lo que realmente les gusta. Hasta entonces, “invirtamos en conocimiento… producirá siempre los mejores beneficios”.
Rocío Villar García
Profesora del Colegio Alborada